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Decálogo para entrenar bien

Por José Garay, entrenador de Cárnicas Serrano

Experimentar un entrenamiento o competición mágica sobre las zapatillas es una de las sensaciones más maravillosas que se pueden percibir. Seguramente llevabas mucho tiempo preparando un objetivo y es probable que semanas o meses de entrenamiento. Pero un día y en ocasiones sin buscarlo surge la maravillosa sensación de fluir durante cada zancada. Los kms pasan sin darte cuenta en un estado de concentración y a la vez felicidad permanente. Tus pensamientos se han convertido en un lienzo en blanco donde lo único que importa es disfrutar del momento y olvidarte de todo lo demás. Tú respiración y las pulsaciones se sincronizan a la perfección, de tal manera, que la fatiga desaparece y sientes el poder de hacer cualquier cosa. Te desplazas con una ligereza que jamás habías experimentado. No sientes dolor ni molestias mecánicas y estructurales. Estás metido dentro de una burbuja donde nada te afecta. Tu organismo está inmerso en un estado perfecto de rendimiento.

Lo has logrado, has alcanzado llevar a todo tu ser a un estado FLOW o estado de conciencia en el que uno llega a estar totalmente absorbido por lo que está haciendo, hasta alcanzar la exclusión de otros pensamientos o emociones. Es una experiencia armoniosa donde mente y cuerpo trabajan juntos sin esfuerzo, dejando al corredor la sensación de que algo especial está ocurriendo. Nos sentimos vivos y en sintonía con lo que estamos haciendo. Es la manera más especial de sentirnos conectados a nuestros impulsos más internos y personales. Cómo y de qué manera podemos acceder a este estado, sería una de las claves que debemos preguntarnos si queremos sentir este cúmulo de sensaciones positivas. Algunas teorías dicen que no es posible controlar y dominar el acceso al FLOW. Pero lo que sí tenemos en nuestras manos, es crear las condiciones para que surja y podamos disfrutar de esta situación:

1.- Equilibrio entre tus capacidades y el reto final que persigues

Conocer tus propias habilidades, capacidades y ser realista ayuda a conseguir el objetivo que te propongas. No puedes establecer retos muy ambiciosos porque tus posibilidades físicas no están en consonancia con ellos. Esta situación puede ser muy frustrante y en ocasiones muchos corredores abandonan su intento de conseguir lo que se habían propuesto. El objetivo ha de ser real y posible de alcanzar. La expectativa clara y bien definida. Ha de tener también un pequeño componente de dificultad y ha de ser retador, pero dentro de unas opciones claras de lograrlo mediante el entrenamiento bien pautado. 

Define con claridad tu objetivo. Debe ser realista con una expectativa posible de alcanzar. Tus capacidades han de fluir para conseguir tus retos.

2.- Eliminar el miedo al fracaso

No conozco a ningún corredor que todo le salga bien a la primera. En cualquier trayectoria deportiva nos encontramos con dificultades, riesgos que se asumir, errores tácticos, objetivos mal medidos, gestión equivocada de la carga de entrenamiento… seguro que podemos citar otras situaciones negativas. Volver a intentarlo corrigiendo los errores hace que cada vez seamos más competitivos y tengamos más posibilidades de éxito. No tengas miedo a tomar decisiones, lo importante es seguir avanzando a pesar de las dificultades. Pero recuerda, lo importante no es hacer, es querer hacer. 

Elimina los miedos y que no se interpongan en tu camino. Déjate fluir y realiza lo que quieras hacer sin importar el resultado final.

3.- Preparación y condición física adecuada

No podemos conseguir el estado de máximo rendimiento si no tenemos una preparación adecuada. Entrenar es la clave para todo. Cuando más tiempo dedicamos a una habilidad, más dominamos dicha habilidad. El entrenamiento, la continuidad, establecer la periodización correcta frente a los objetivos, son determinantes si queremos conseguir esta situación de placer mientras estás corriendo. Se necesita mucho tiempo, es decir, muchos años, para llegar a ser un corredor experimentando. 

Saber fluir en el entrenamiento te ayudará a desarrollar tus habilidades de manera más natural y progresiva.

4.- Actitud mental optimista

Estar altamente motivado frente al reto y confiar en uno mismo es fundamental antes de desafiar cualquier distancia. Tener la capacidad de valorar tu trabajo de manera positiva ayuda a entrenar cada día. Aprender que el reto es personal y no debes compararte con otros corredores es muy importante. La satisfacción de ver tu evolución te empodera y ayuda a seguir creciendo y creyendo en uno mismo. Sólo cuando crees capaz de hacerlo lo puedes lograr. Fluye a través de tus pensamientos para empoderar tus entrenamientos. Positiviza tu mentalidad para creer que eres capaz de hacer lo que te propones.

5.- Céntrate en el proceso, no en el resultado

Debemos estar centrados en la actividad que realizamos cada día. Lo importante es hacer cada sesión tratando de estar presentes al 100%. Aquí y ahora, mostrar nuestra mejor versión. El resultado final será la consecuencia de tu comportamiento durante el proceso. La atención y concentración absoluta debe estar en el momento que realizas la acción. Simplifica las actividades. La multitarea te hace perder energía. Las pequeñas cosas realizadas día a día conllevan grandes transformaciones. 

Olvídate del resultado final y céntrate en el proceso. Fluye en tus pequeñas acciones diarias y ofrece tu mejor versión en cada sesión.

6.- Disfruta de lo que haces

Es todo mucho más fácil si te apasiona lo que haces. Disfrutar del camino y sentir que haces lo correcto, lo que quieres, lo que te apetece. La exigencia, el compromiso y la responsabilidad, no están reñidas con disfrutar del entrenamiento. Cuando damos lo mejor de nosotros mismos nos sentimos orgullosos, satisfechos y con una agradable sensación de placer. Debes sentirte libre mientras recorres los kms. Pasatelo bien. 

Corre, disfruta, diviértete y fluye en cada zancada. Siente la libertad de hacer lo que te apasiona y recorre el camino sin ataduras.

7.- Escucha a tu cuerpo

Tu organismo te va mandando mensajes que debes saber interpretar. Escucha lo que te dice para ajustar cada día el mejor entrenamiento posible. Debes ser flexible para modificar si es necesario la carga de trabajo que tenías prevista o para cambiar la táctica en la competición. El entrenamiento exige retroalimentación inmediata. Debes percibir la sensación y decidir si quieres seguir en ella o modificarla. El autoconocimiento y saber leer las señales que nos manda nuestro organismo, te ayuda a comprende lo que sucede. 

Escucha tu cuerpo, interpreta sus mensajes y fluye ajustando el entrenamiento de cada día. Flexibiliza para modificar la sesión si es necesario.

8.- Todo no se puede controlar

Entender que hay muchas variables externas que no dependen de nosotros y por tanto no podemos controlar, nos ayuda a aceptar cada situación tal y como es. Hemos de tener la capacidad para dejar de controlarlo todo. Si en algún momento debemos improvisar, no debes sentirte culpable por ello. Entrenar en ocasiones también es interpretar los imprevistos. Saber que no somos perfectos, que tenemos limitaciones y que podemos fallar nos ayuda a vivir con mayor paz y serenidad. 

Acepta las imperfecciones y los imprevistos. Déjate fluir a pesar de cometer errores y acepta cada situación tal y como es.

9.- Controlar el flujo de pensamientos negativos

La mayor parte de nuestras preocupaciones nunca llegan a ocurrir, pero el sufrimiento que se origina alrededor de ellas es totalmente real. Elimina de tu cabeza la negatividad que tanto daño ocasiona y tanto te limita. No permitas el autosabotaje permanente que no te deja avanzar. Libera los pensamientos negativos y no dejes que formen parte de ti. Rodéate de las personas que te ayuden a sumar y elimina las que te quiten tu energía vital. Encontrar un entorno fértil potencia tus habilidades de manera exponencial.

Deja de preocuparte por las cosas que todavía no han pasado y fluye junto a las personas que potencian tu energía vital.

10.- Convierte lo ordinario en extraordinario

Cada día suma, cada pequeña acción es irrepetible. Todos los entrenamientos son importantes porque cada uno cumple una función y el conjunto de todos ellos te dará el rendimiento final. No esperes que llegue el gran objetivo. Cada oportunidad que tienes de ponerte las zapatillas es un momento único. Aprovecha y saborea cada zancada, cada kilómetro de asfalto. Escucha tu respiración y siente como el sudor del esfuerzo recorre tu cuerpo. Eres un privilegiado por estar entrenando. No dejes pasar la oportunidad de hacer lo que quieres. 

Déjate fluir por la suma de las sesiones diarias, son únicas e irrepetibles. No lo olvides, eres un privilegiado por estar entrenando.