Un ‘selfie’ antes de salir de casa junto a Pilar, su mujer, y sus hijos Víctor y Rubén es uno de los recuerdos más «bonitos» del primer maratón de Víctor Mora (Alaquàs, 1973).
«Esa foto refleja el esfuerzo para preparar el Maratón Valencia Trinidad Alfonso EDP que corrí en 2018. No sólo el mío, también el de mi familia que estuvo a mi lado en la preparación y el día de la prueba», comenta Víctor. Aquel día, los suyos hicieron «casi tantos kilómetros» como él, arriba y abajo por la avenida Tarongers para verle pasar. Ni su esposa, Pilar, corre ni a su hijo mayor de 14 años, con quien comparte nombre, le agrada. El pequeño, de 10 primaveras, sí que le tira esto de la carrera a pie. Víctor Mora es un deportista nato pero no fue hasta 2018 cuando se animó a disputar sus primeros 42.195 metros.
«Fue un poco un reto personal. Mi padre faltó hace muchos años, casi 15, y le gustaba el deporte, lo recuerdo que me decía que el maratón era una distancia dura pero que por qué no», comenta.
Víctor, que jugó a fútbol en el Veteranos del Aldaia, entre otros, había escuchado hablar del maratón: «Me contaban que es una pasada, me decían: ‘ya verás cuando llegues a la línea de meta, vas a llorar’. Yo pensaba que eran unos exagerados». Su sorpresa llegó cuando se acercaba a la meta: «Todo lo que te dicen acerca de lo que sientes sobre la pasarela azul antes de la línea de meta es poco. Esa sensación es muy gratificante. He practicado mucho deporte, desde el colegio me daba igual cuál fuese, pero esto es diferente a todo». Tras un año de descanso, pensó que 2020 era un buen momento para regresar al Maratón Valencia Trinidad Alfonso EDP: «Primero pensé que con mi edad puede ser que alguna vez quiera correr y no pueda, y luego que este es un año con una cifra redonda y además es el 40 aniversario de la prueba».
Tras un confinamiento en el que se ha enganchado al entrenamiento de fuerza que siempre «cuesta un poquito más», empezará dentro de poco la preparación para una prueba en la que volverá a repetir ese ‘selfie’ junto a su familia.
Esta historia ha sido publicada previamente en el diario Las Provincias