María Peris (Catarroja, 1981) pasó, el fin de semana del 23 y 24 de octubre, de estar arriba de unos tacones a calzarse las deportivas para correr un medio maratón: «El día de antes se casó una amiga mía, al menos la boda fue por la mañana, pero aún así… aguanté con los zapatos hasta bien entrada la tarde. Después me fui a casa y aquella noche, de los nervios y el cansancio apenas dormí». Corrió los 21 kilómetros y lo tuvo claro: «Crucé la línea de meta y pensé: ‘el año que viene, voy a prepararme para correr el Maratón Valencia Trinidad Alfonso EDP’». María, enfermera y asesora nutricional, siempre había corrido en solitario pero para hacer frente a la gran cita del próximo 6 de diciembre pensó que estaría «bien» prepararse acompañada, por lo que se inscribió a la Colla de Córrer El Parotet.
«Me apunté en febrero al club porque había empezado a hacer salidas de unos 12 a 16 kilómetros», explica María, quien recuerda la «última actividad» que realizó con ellos: «Organizaron un circuito por l’Albufera de 42 kilómetros, cada uno hace el tramo que puede. Fue el 8 de marzo e hice 23 kilómetros».
Durante las semanas de confinamiento no ha parado, ni mucho menos. A María el espacio no le impide realizar lo que más le gusta. «He hecho tablas, ejercicios con pesas… lo máximo que he corrido son 15 kilómetros dentro de casa», añade. Ahora sale «tres veces por semana», por el puerto de Catarroja encuentra su hábitat natural mientras espera llegar a lograr su objetivo marcado aunque no le obsesiona. «Mi intención, pese a ser el primer maratón, además de disfrutar, era bajar de las cuatro horas, no sé si a 5:35…», afirma dubitativa la corredora.
Aunque si «todo va bien» debutará en el Maratón Valencia Trinidad Alfonso EDP, no será la primera vez que María espere en el puente de Monteolivete el pistoletazo de salida. Ha sido una de las privilegiadas que ha corrido la desaparecida 10K paralela, aunque algunas «circunstancias» no le permitieron disfrutar como esperaba: «Padecí mucho el hecho de ir a correr en solitario, me desmotivé y me empezó a doler todo».
Esta historia ha sido publicada previamente en el diario Las Provincias