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Maje Navarro, la mujer de la eterna sonrisa que prepara su asalto al IronMan con artritis reumatoide

11 diciembre, 2014

La vida de María Jesús Navarro, Maje para todos sus amigos, no ha sido fácil. Al menos desde que a los 20 años, dos años después de ganar el Maratón de Valencia en categoría junior (18 años) un doctor le diagnosticara ‘Artritis reumatoide‘. Una palabras que intimidan, pero no tanto como la sentencia de aquel doctor: «Dentro de poco, irán en silla de ruedas».

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Desde entonces, Maje y su inseparable sonrisa han peleado, y siguen peleando, contra aquel diagnóstico y han destrozado con hechos aquella horrible sentencia médica. 18 maratones en sus piernas y nueve carreras de ultrafondo entre 50 y 100km. Siempre sufriendo el dolor de sus articulaciones, cansancio extremo y fiebres. Pero siempre con una sonrisa para seguir cruzando metas. Ahora, ya tiene nuevo reto: Ironman de Lanzarote en 2015. «Estoy empezando el entrenamiento específico. Que es mi sueño desde que tenía 12 años cuando lo vi por la televisión. Me dije ‘Esto lo tengo que hacer yo’. Y ahora es un buen momento porque hay que ser realista y me enfermedad va avanzando. Pero para mí, correr un Maratón, hacer un IronMan, ponerme cada día de pie… no tiene precio».

A veces, los días empiezan con un dolor intenso. «No puedo con el cuerpo, no puedo ni levantarme, ni peinarme, ni llevar a mi hijo al colegio. Me agota subir a un segundo piso, me obliga a acostarme el resto del día. Pero si tengo que entrenar, lo hago. Aunque ese día sé que no me responde el cuerpo», confiesa Maje, que se pone cuando le preguntamos si no hay un día en el que se rinda y diga ‘Hoy no entreno’: «Eso de rendirme no existe ni en mi cabeza ni en mi vocabulario. Solo existe el trabajo…».

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Llevar una correcta alimentación y descansar todo lo que pueda. Llevar una vida lo más tranquila que pueda, y sobre todo, comer bien. Más ahora, para combinar con su pasión de la carrera los entrenamientos de bicicleta, «casi siempre en rodillo en casa porque me da miedo salir a carretera» y la natación, con metros y metros de nado en «piscina o la playa de la Patacona» para preparar su próximo reto.

Y todo esto combinado con su trabajo de Coach, su vida personal y familiar. «Tengo un trabajo que se tiene que acoplar a mi y no al revés. Mi vida está condicionada 24 horas por esta enfermedad, y mi familia y pareja también se ven afectados. Pero cuando me ato las zapatillas es mi desconexión, que el cuerpo fluya, aunque vaya coja, me duela de la cadera… Sumar un poquito. Y al día siguiente, otro. Porque muchos poquitos, suman un mucho».

Aún le quedan meses de camino por delante pero la meta está clara: «Si voy a Lanzarote es para terminar y dentro del tiempo. No voy a pasearme. Es mi sueño y voy a cumplirlo. Visualizo mi llegada y me emociono. Me falta el aire». Mientras tanto, a Maje la seguiremos viendo correr por el Jardín de Turia son su bonita sonrisa. «Sonreír, mantenerse activo es energía. Y mientras haya energía, estoy viva. Y corriendo». Y así seguirá. Contra aquella horrible predicción médica y contra una enfermedad dolorosa. Siempre con una sonrisa.

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